Marc llegó a la cima con su música y se dio cuenta del vacío que se abría bajo sus pies. Ahora ha dejado de componer canciones, y lo único que desea es desaparecer sin hacer ruido.

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Nil tenía algún secreto demasiado obsesivo para tirar adelante solo. El día que cumplió dieciocho años, se marchó de casa y se encerró en una habitación.

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Hace siete años que los dos comparten celda en una especie de manicomio ruinoso, en Badalona, cerca del parque del vertedero.

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Unos meses antes les colocaron una tercera persona en su habitación. Se llamaba Gertrudis y ahora está muerta. Se mató hace pocas semanas, dentro de la celda, justo cuando Marc y Nil estaban comenzando a cargarse de energías para vivir.

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Desde entonces han convivido sin decirse nada, hasta que se han dado cuenta de que a veces es imposible hallar el silencio callando.